"SENDA QUE LLEVA A LAS GRAPAS DE LA MONTAÑA" |
"IMPRESIONANTES VISTAS DESDE LA CIMA" |
"VISTA DE LA PARTE SUPERIOR DEL SALTO DE ROLDAN" |
"GRAPAS ACCESO A LOS RESTOS DEL CASTILLO XENES Y ERMITA DE SAN MIGUEL" |
COMO LLEGAR:
Partiendo de Huesca tomaremos dirección a Jaca; una vez atravesado el desvío hacia la localidad de Nueno encontraremos un desvío a mano derecha que nos lleva a la localidad de Sabayés. Cruzaremos el pueblo y a unos 2 km., encontraremos un desvío a la izquierda que nos indica la dirección al Salto de Roldán. Circularemos por una pista asfaltada en dirección a la localidad de Santa Euralia, llegados al desvío pasaremos de largo y aproximadamente a 1 km. encontraremos un aparcamiento con varios paneles informativos que nos anuncian que hemos llegado al Salto de Roldán.
En este punto parten varias sendas que circumbalan la roca: no apto para personas con vértigo; realizando el paseo disfrutaremos de un impresionante espectáculo de aves rapaces como buitres leonados, quebrantahuesos, alcones, águilas y curiosos córbidos como la choba piquirroja de la que obserbamos su vuelo por encima de ellas. También utilizaremos la senda indicada para ascender através de grapas a la parte superior de la roca donde encontraremos los restos del castillo de Xenés, de origen árabe y restos de la ermita de San Miguel. El nombre del lugar viene dado por la leyenda del caballero francés Roldán que en lucha con los árabes y viendose acorralado, espoleó su caballo y saltó de una roca a otra, según reza la leyenda.
Puedes ir en cualquier época del año, merece la pena ver a la altura o por debajo de tus ojos el vuelo de las rapaces y la magnífica vista del paisaje.
NUESTRA AVENTURA:
Era sábado, 27 de agosto, el calor apretaba ya que fuimos a pasar la tarde animados por nuestro incondicional Alfon que nos había prometido una experiencia inolvidable y ante una propuesta así el resto del grupo no nos pudimos resistir. La carretera para llegar hasta el aparcamiento es un tanto estrecha y con dirección hacia el cielo. Una vez allí tomamos un sendero que rodeaba la roca. Nosotros rodeamos la mitad de la roca y paramos en un recodo de la misma para admirar, observar y disfrutar de la majestuosidad de las aves, que como el quebrantahuesos habitan allí, intimidandonos con su vuelo cercano al rás de nuestros ojos. Mirar hacía abajo nos hacía sentir un vértigo extremecedor, pero merecía la pena ver desde esa altura el paso del rio Flúmen que cruza el barranco de la Palomera, destancando la peligrosidad de ese tramo para los barranquistas.
Retrocedimos sobre nuestros pasos hasta el aparcamiento para coger otro sendero a la derecha, volviendo de la roca, para llegar a las grapas desde las que se asciende a lo alto de la roca donde se encuentran los restos del Castillo de Xenés y de la Ermita de San Miguel. Trepamos por las grapas con los chicos, no fue difícil, son pocas. LLegamos a lo alto y la primera impresión fue de libertad, donde la mente y el cuerpo se vuelven uno, donde desde la observación del momento comprendemos que viendo el cruce de aves que ante nuestra atenta mirada se mostraban, entendemos que pertenecemos a la madre Naturaleza. Después de alimentar nuestro espíritu descendimos hasta el aparcamiento donde con una sensación de paz cogimos los coches para volver a casa.
¡GRACIAS ALFON POR UNA EXPERIENCIA REALMENTE INOLVIDABLE!
¡GRACIAS ALFON POR UNA EXPERIENCIA REALMENTE INOLVIDABLE!
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